Visitas

12 abr de 2006

MOMENTOS BAJOS

A veces paso por momentos en que siento que lo que hago se torna intrascendente, sin sentido, sin ninguna proyección; este es uno de esos momentos.
Este sentimiento surge porque estoy convencido de que la vida no es sólo cumplir el deber, ser responsable, honesto, solidario e intentar cultivar e irradiar muchas virtudes. La vida es también recibir de vez en cuando un reconocimiento o un aliento por lo que uno hace; por ejemplo, bastaría con un “está muy bien lo haces” o “ahora estamos mucho mejor que antes”, aunque a veces de nada sirven ciertas expresiones cuando son lisonjas en boca de personas que no son sinceras.
Y cuando la indiferencia se sobrepone al reconocimiento, es tiempo en que uno debe detener la marcha y preguntarse: ¿vale la pena seguir en los mismos carros de nuestra cotidianeidad o es mejor buscarse otros?
La realidad es que estamos rodeados de gente con diversas actitudes: algunos son honestos, desprendidos y sinceros mientras otros son deshonestos, egoístas e hipócritas, sólo por nombrar y contraponer algunas virtudes y defectos según mi visión de la vida. Y en esa diversidad en la que vivimos, cuesta hacerlo (gran parte del día) con algunas personas con quienes no compartimos su forma de ser; por ejemplo con ególatras, quienes son incapaces de ver más allá del espejo que tienen a su frente, o con majaderos e hipócritas que inventan alabanzas sólo por conveniencia o para sacar ventajas circunstanciales.
Sé muy bien que no puedo hacer nada para cambiar actitudes ajenas (finalmente no son mías); pero, no deja de molestarme y de dejarme inconforme. Ya hace años comprendí que muchas actitudes de algunas personas son inalterables, sin remedio.¿Y qué se puede hacer en estas circunstancias? Por el momento ser más tolerante y evitar que a uno le afecte el comportamiento ajeno, además impedir que el disgusto propio se convierta en el “pan de cada día”; en síntesis, controlarse más porque querer cambiar a otros es tarea imposible. Al mismo tiempo es importante continuar irradiando las mejores actitudes que uno tiene, tal vez con la utopía de que éstas pueden cambiar a las personas. Y finalmente, si consideramos que casi todo está perdido, madurar más la idea de cambiar de ambiente, es decir cerrar una página de la vida, decisión que seguro llegará en algún momento.

No hay comentarios.: