Te prometí (me prometí) acabar con los mensajes,
no decirte más “te quiero”,
no decirte que te espero,
que te esperaré siempre,
que mi puerta está(rá) abierta para ti…
Y falto a mi promesa
vencido por recuerdos,
por presagios de cábalas y sueños,
porque no sé quién puede más:
o es mi mente loca
o mi loco corazón quien a tu ritmo galopan.
Y no quisiera que te sientas provocada
ni que repitas una vez más tus argumentos;
es mejor hundirme en tu silencio
creer que tu tiempo es muy valioso
que no tienes porqué decírmelos nuevamente.
Y así, prefiero seguir volando en la esperanza,
en la ilusión y el deseo inacabado
de que te aparezcas un día no lejano,
de que suceda ese ansiado y esperando gran milagro...
Sep-Oct 2007