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30 dic de 2007

TERMINANDO EL 2007

Este año, además de pasar más que de prisa, fue de cambio total en mis actividades, tanto que ya ni pude mandar con tiempo un mensaje como en años pasados. Del trabajo que desarrollé por más de siete años en una biblioteca universitaria —orientando al público lector, creando un espacio donde la buena atención fue la premisa principal, aunque su visibilidad no era de las mejores— pasé a desempeñar un responsabilidad pública, muy delicada como lo es la administración de bienes incautados al narcotráfico.
Y es que la vida, a veces, nos coloca frente a retos que no los imaginábamos ni los buscamos, pero que se presentan. En esos momento podemos aceptarlos y rechazarlos; en mi caso acepté y aquí estoy, completamente seguro de que mi decisión fue correcta; pero además de continuar en este empeño, porque el privilegio de ser parte de este proceso en el que me comprometí y en el que está todo el país, todos los bolivianos, no puedo (no podemos) echarlo por la borda.
Es así que desde el pequeño lugar del aparato estatal en el que me encuentro, hacemos y seguiremos haciendo todo el esfuerzo para que el cambio sea real, para que vayamos del eslogan a un cambio de actitud: un cambio donde desechemos las viejas prácticas de aprovecharse de dineros y bienes del Estado; un cambio donde la honestidad y el trabajo sea la guía principal en cada institución; un cambio donde el respeto al otro, a lo diverso se sobreponga a la intolerancia; un cambio para que visualicemos que es posible llegar a acuerdos, desechando la violencia; un cambio donde prevalezca la justicia, la solidaridad, la honradez, la hermandad, la libertad.
Y en este empeño, considero que para lograrlo debemos ver el lado positivo a las situaciones adversas que se nos presentan: no nos dejemos envolver por malos presagios; estemos seguros de que el mañana será mejor que el hoy, como dice el pensamiento: "Aún sabiendo que mañana se acaba el mundo, no dejaré hoy de plantar un árbol", atribuido a Martin Luther King o a Mahatma Gandhi, no estoy seguro; pero, lo que vale es que la esperanza, o mejor el empeño, por construir un mundo mejor —con justicia y equidad— es lo que me (nos) hace seguir avanzando.
Van mis mejores deseos para que el 2008 logres alcanzar tus metas.