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23 sept de 2006

CON ESPERANZA...


La situación se ha puesto difícil: unos a otros se acusan de golpistas, antidemocráticos o masistas o tutistas o gonistas, mientras se desarrollan bloqueos y movilizaciones.
Como es natural todos niegan su participación en algún complot, pues sería absurdo aceptarlo si es que lo estuvieran ejecutando, así que los desmentidos no dejan de ser simples declaraciones nada ciertas. De todas formas nadie o pocos, saben lo que sucederá próximamente.
Pero en este clima de inseguridad, la vida continua, y por encima de las amenazas y los desmentidos, los chantajes, las presiones, los rumores y no sé qué más, unos trabajan y otros buscan trabajo; unos estudian y otros vaguean: unos ganan sus ingresos con esfuerzo y otros roban; unos sueñan y tiene esperanzas, mientras otros ven todo negro; unos aman y tiene amores mientras otros los buscan. Y no es que toda esta gente esté eludiendo asumir posiciones; de seguro que lo hace, pero dentro de su cotidianidad que es de día a día, como lo es también para muchos conseguir su sustento, quienes de alguna manera no están seguros cuánto les beneficiarán o perjudicarán las movilizaciones, más aun cuando las anteriores, muchas triunfantes, no cambiaron en nada la situación del país o lo hicieron muy poco.
Busco soluciones y se me vienen viejas imágenes,y me detengo en las jornadas de abril del 52, cuando muchos pensaron que la liberación nacional había llegado; en el golpe de noviembre del 64, cuando otros creyeron que podrían restaurar lo perdido; en las luchas de mayo del 65 o en la masacre de San Juan del 67 o en las guerrillas del Che y de Teoponte, donde represores y libertarios se jugaron la vida; en los tiempos de la Nacionalización de la Gulf, del surgimiento de Quiroga Santa Cruz, de la Asamblea del Pueblo y de J. J. Torres, cuando nuevamente se creyó que esa vez sí llegaba la segunda independencia; en el golpe de Banzer junto al MNR y FSB, y que pese a la violencia desde el Estado (persecuciones, muertes) y al buen momento económico para el país, no salimos del atraso, aunque muchos allegados a ese régimen de siete años sí se hicieron millonarios; pienso en el retorno a la democracia en 1982 y en las reiteradas frustraciones de la mayoría de la gente...
Y bueno..., prefiero no seguir recontando el pasado y me refugio en lo cotidiano, pero con la esperanza de que el maximalismo acabe, de que si bien los cambios sociales no son generalmente pacíficos, suceda esta vez la excepción, con diálogo, con concertación, sin violencia..., y no sólo sueño que se haga realidad esa ilusión sino que desde mi pequeño mundo contribuyo para que así sea; por eso sigo creyendo en el amor y sigo amando, y deseo que todos amen.

Yuri Aguilar Dávalos
Septiembre 2006